Regolodos

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Hace tiempo que me apetece especialmente hablarte del cuidado capilar, supongo que por la evolución que he pasado el último año, con mi transformación o podríamos decir recuperación de mi pelo.

La rutina capilar es en muchos casos la gran olvidada y por ello hoy he decidido hablarte de ella. Comencemos por la base.

¿Qué es el pelo?

Cada uno de tus pelitos está formado por el folículo piloso (la parte viva y que se encuentra dentro de la piel) y la fibra capilar, la parte externa formada por células queratinizadas (células muertas como las de la piel), que se disponen en forma de filamentos.

La fibra (lo que vemos del pelo) está compuesto por tres partes: la cutícula, la corteza y la médula.

La capa más externa del pelo es la cutícula y es la que protege el pelo. Está formada por capas de células muertas como las tejas de un tejado.

Estas células están recubiertas a su vez, por una especie de sustancia aceitosa (el dichoso aceite estarás pensado si tienes el pelo graso).

En el momento que el cabello va perdiendo capas la fibra deja de presentar protección y se vuelve más débil (ideal para que vayas tú con la plancha o la tenacilla).

Por esto el estado de esta capa más externa, la cutícula, hará que te veas el pelo con más brillo o menos, seguro que te suena el famoso “efecto pelo escoba”.

Después se encuentra la corteza que es la parte intermedia y mayoritaria del pelo, esto ya no lo ves, pero está ahí y dependiendo de su distribución la fibra tendrá una curvatura u otra. He aquí el quid de la cuestión!

¿Qué quiere decir esto?

Que si tienes el pelo liso tienes una distribución simétrica de las células de la corteza, si como yo lo tienes rizado, están de forma no simétrica.

En último lugar está la médula que es la parte más interna del cabello, será la aporte elasticidad al pelo.

Un pelo dañado es aquel que tiene las puntas abiertas, falta de brillo, cabello reseco, frizz, es áspero… agresiones acumuladas con el tiempo, debido a factores externos, que daña la cutícula del pelo y hace que no proteja correctamente. Pues eso, el pelo-escoba.

¿De qué tipo de daños hablamos?

El tinte, mechas, alisados, permanentes que te haces, resecan el pelo, ya que suelen retirar esa capita protectora, haciendo que el pelo permanezca expuesto y no lo tengas tan brillante y suave. Lo mismo ocurre con la contaminación y el sol.

También te cuento que el pelo “le tiene miedo al agua”, y estarás pensando que estoy loca, pero esto es muy bueno, ya que cuando está dañado pierde esta capacidad, haciendo que se hinche más la fibra, se aumenta su volumen y a su vez aumenta el daño (yo me estoy imaginando un pelocho) ya que se producen más grietas o roturas.

Todo esto proceso ocasiona frizz, cabello reseco, áspero, apariencia dañada y con falta de brillo.

¿Qué debes hacer para mantenerlo bonito y sano?

Es muy sencillo!

Lo primero, limpiarlo con un champú adecuado para tu tipo de pelo, que va a purificar el cuero cabelludo y el pelo eliminando la grasa, sudor, contaminantes… Y hacerlo cuando lo necesites.

No, te prometo que no se estropea por lavarlo. Y recuerda lo que importa (como en cualquier producto) es el conjunto de la fórmula y no únicamente si el producto lleva o no lleva sulfatos.

Un producto sin sulfatos también puede resecar e irritar.

Si utilizas secador o plancha utiliza siempre un protector de calor. Otro producto que te quiero recomendar son las cremas de peinado, acondicionadores y mascarillas, imprescindibles para el cepillado, sí! El cabello se cepilla (sobre todo si te cuesta) húmedo y con algún producto de este tipo que te ayude, lo proteja y evite que se te rompa.

¿No sabes que productos elegir en tu rutina capilar?

Pídeme una cita y estaré encantada de ayudarte